¡El mejor plan para este Otoño!
La sociedad en la que vivimos nos permite conocer cosas nuevas continuamente, o mejor aún, redescubrir las que ya conocíamos. Hoy en Green Aerostación os mostramos otra perspectiva de la capital hispalense. ¿Te vienes con nosotros a volar en globo por Sevilla?
Dar un paseo en globo es una de las cosas que con más frecuencia aparece en la lista de “cosas que hacer antes de morir”. La sensación de poder volar, siempre tan ansiada por el ser humano, es quizás uno de los atractivos de este viaje tan peculiar. Sevilla es una ciudad perfecta para descubrirla desde el aire; los que aún no la conocen no pueden dejar de sorprenderse de su belleza, y los que ya la adoran vuelven a asombrarse con ella. El buen clima y la ausencia de viento ayudan a tener un calendario amplio y favorable para realizar este tipo de actividades.
Si quieres disfrutar de esta experiencia en Green Aerostación disponemos de un punto de partida; La Venta Pazo Nueva ubicada en Sanlucar la Mayor, a tan solo 16 km de Sevilla. Desde allí nos trasladamos todos, equipo y usuarios, hacia el lugar donde se realizará el despegue. Para nosotros es fundamental que los pasajeros sean uno más del equipo, y por ello compartimos con ellos todo el montaje del globo, dejando que participen activamente.
Una vez estamos todos en la barquilla del globo comienza lo bueno. En un primer momento ascendemos 1.500 pies, para después ir descendiendo muy lentamente. Aquí es donde comenzamos a experimentar la sensación de volar. El globo va donde lo lleve el viento. Metido dentro de la corriente se desplaza por el cielo como una nube más, y todos podemos notar esa sensación de libertar que tanto nos llena.
Pese a que este vuelo está lleno de libertad, lo cierto es que nosotros controlamos todas y cada uns de las condiciones meteorológicas antes de comenzar el vuelo. Antes de emprender este viaje en Green Aerostación miramos la dirección de los vientos, la temperatura o las probabilidades de lluvia. Esta información previa que recopilamos nos hacer disfrutar al máximo de esta aventura.
Cuando el calor empieza a apretar, o la brisa supera los 18 kilómetros por hora ha llegado el momento de poner fin a esta experiencia única. Es entonces cuando comenzamos a realizar el descenso. Escogemos un campo adecuado en el que aterrizar, donde no haya obstáculos y tengamos un buen margen de maniobra. En muchas ocasiones solemos aterrizar en los alrededores del Parque Natural de Doñana, donde parece que rozamos las copas de los árboles, y si el viento nos lo permite, sobrevolamos el Corredor Verde del Guadiamar.
Como os hemos dicho es una sensación única y quizás de las más parecidas que existan a volar.